“La paz en el mundo comienza con la confianza entre dos personas”.
Daisaku Ikeda
Confiar es aceptar el presente.
Hackear la línea de tiempo para poner a la duda en cuarentena. A las vacilaciones que esconden frustración y asuntos inconclusos, y a las proyecciones que perpetúan el insomnio y la inercia.
Permitirse un estado de descanso.
Irse a dormir la siesta y soñar por un rato el sueño que el otro y la vida tienen para contarnos.
Soltar el control y darle lugar a la entrega.
La confianza es ligera y genuina, se manifiesta con inmediatez o se construye
lentamente con los tiempos del alma.
La confianza es amor.
Si la confianza fuese un objeto, para mi sería el cucharón con el que mi abuela me servía la sopa.
O simplemente el aroma de la sopa..
La confianza no es ingenuidad.
La confianza es una pregunta curiosa que tiene como respuesta la paz tan buscada o un nuevo aprendizaje.
La confianza es un acto de humildad.
La confianza es contagiosa.
Turquesa.